miércoles, 17 de abril de 2013

¿SOMOS CONSCIENTES LOS PADRES DE CUÁNDO SOBREPROTEGEMOS A LOS HIJOS?



Hay padres y madres que sobreprotegen a sus hijos e hijas, pero no tienen consciencia de ello y se sorprenden cuando, por ejemplo, el profesor tutor les advierte de los problemas que conlleva la sobreprotección.
Para saber si los padres sobreprotegen a sus hijos precisan fijarse, en primer lugar, si les hacen las tareas que podrían hacer ellos: si les dan la comida, si los visten, si les hacen la cama; si se les ayudan mucho con “los deberes” escolares porque todos los días les dicen que no los entienden; si les llevan la mochila del colegio, sin reparar tan siquiera que es una responsabilidad de los niños…
            Los padres necesitan caer en cuenta que tiene sentido hacer determinadas tareas a los niños cuando tienen un año, dos, quizá tres…, pero, a medida que van creciendo se hace preciso que, de forma progresiva, se hagan cargo de sus cosas. Si los padres no lo hacen así, de alguna manera les están invalidando, dado que no los consideran capaces de asumir sus responsabilidades.
            También los padres necesitan observar si permiten a sus hijos decidir sobre los temas que les conciernen, ya que con frecuencia tienden a considerarlos demasiado pequeños.
            Las personas estamos tomando decisiones continuamente a lo largo de la vida, por lo tanto, los niños precisan formarse en el hecho de elegir y, a la vez, en aprender a aceptar las consecuencias de sus elecciones. Por consiguiente, estará bien que vayan decidiendo sobre cuestiones, como: qué ropa ponerse (dentro de la que consideren razonable); la forma de organizar su tiempo libre; u opinar sobre dónde les gustaría ir de vacaciones. Si los padres no actúan en esa dirección estarán contribuyendo a crear niños dependientes y con poca seguridad interna.
            Asimismo los padres sobreprotegen cuando no tienen la coherencia y la firmeza necesaria para mantener los límites (aquellos que entiendan como razonables para cada situación). A veces basta un pequeño berrinche, o unas palabras, como: “Mamá, es que tú no me quieres”, para que los niños logren saltarse el límite.
            El amor a los hijos resulta compatible con el establecimiento de los límites y, si los niños no los incorporan cuando corresponde, resulta bastante probable que tendrán problemas de adaptación, ya que tenderán a no aceptar ni respetar las normas.       

            Pepe López Sánchez, profesor del CP José A. Labordeta y miembro del MRP Aula Libre. jlopezsanc@educa.aragon.es

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