La falta de
respeto se ha convertido en uno de los problemas con los que se encuentran los
padres, las madres y el profesorado en las relaciones cotidianas con los chicos
y las chicas.
Antes a los
padres y al profesorado, por el hecho de serlo y por el papel social que
representaban, los chicos les consideraban figuras de autoridad; igualmente,
cualquier persona adulta gozaba de reconocimiento y respeto por parte de ellos.
El respeto se conseguía infundiéndoles miedo a los chicos, para lo cual
recurrían a la amenaza o al castigo.
Han cambiado
mucho las cosas desde entonces, dado que dicha autoridad, se ha puesto en
cuestión. Ahora, cada padre y cada profesor, si quiere tener autoridad necesita,
en gran medida, ganársela.
El concepto
de respeto también se ha modificado. Hoy lo entendemos como tomar en
consideración al otro, sin importar si tiene cuatro años o setenta.
En la
actualidad hay más recursos económicos, los chicos cuentan con más información
y demandan que se les atiendan unas necesidades que antes apenas contaban:
sentirse tenidos en cuenta, valorados, respetados…
La dificultad
está en que se intenta educar de forma parecida a la de antaño, sin tener en
cuenta los cambios que se han producido y eso genera muchos problemas.
Cuando los
chicos se dirigen a los padres o a los profesores sin respeto, conviene
observar cómo se dirigen estos a los chicos. Las broncas, los gritos, las
descalificaciones o las críticas, no ayudan a tener respeto. Los chicos no
respetan si no se sienten respetados y tienden a responder de la misma forma en
la que son tratados.
Tener respeto
supone colocarse con una actitud diferente ante los chicos para que brote de ellos
lo mejor de sí. Entre lo que se puede hacer está: cuidar el tono de voz;
aprender a poner límites pactados, (estableciéndolos cuando todos estén
tranquilos); esperar lo mejor de los chicos y valorar positivamente sus logros;
solicitar su ayuda y participación para resolver los problemas que se presentan;
o cambiar el mandar por el pedir. (¿Os habéis dado cuenta de la cantidad de
órdenes que reciben cada día: ven aquí, cállate, estudia…?)
Todo esto
conlleva, para los padres, madres y profesorado, la necesidad de incorporar otras
formas de relacionarse con los chicos. De lo contrario, seguirá en marcha el
programa de dominio y sumisión que se aprendió de niños, que entonces
funcionaba, pero hoy tiene pocos visos de viabilidad.
Pepe López
Sánchez, profesor del C.P. J.A. Labordeta y miembro del MRP Aula Libre. Email:
jlopezsanc@educa.aragon.es
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